martes, 9 de marzo de 2010

Hermanas... familia de almas

Comienza otro tramo de mi ruta, que no se exactamente dónde ni cuándo comienza o termina.
O sí, sé: más allá de mi tiempo, en ambas direcciones.

Delante mío la Cordillera, detrás quedás vos, hermana. Lo inmenso de la montaña me da un indicio de todo el espacio físico que separa nuestros mundos.

Yo cumplo con mi mandato natural: recorrer esta distancia para materializar no lo que nos separa, sino lo que nos une -hacer de los recuerdos palabras, de las palabras un mismo aire que respirar y de ese aire sentimiento renovado que volverá a ser recuerdo hasta que lo renovemos otra vez y así sucesivamente-.

Me preguntaste mis conclusiones acerca de lo que vi y vivimos en Chile, ya te las dije. Pero esto de la montaña, la distancia, el viaje y el bus que empieza a rodar, me hacen siempre repensar, y lo vi... te visualicé quedándote vos ahí en Santiago, yéndome yo como siempre, da igual, allá o acá donde sea que seas, que estés hermana, espero que te rodees de quienes sepan distinguir, y te lo hagan saber, tu Belleza, tu potencial, tu auténtico ser, para que entonces crezca eso único que hay en vos.

Ojalá que siempre te rodees de gente que te valore, te cuide, te respete, y más que eso, que te inspire, QUE TE HAGA QUERER SER MEJOR. Para que quieras y puedas ser mejor, siempre según tur propios sistemas de medición.

No te conformes, no te acostumbres, tené mucha paz pero también la pizca necesaria de exigencia. Y quizás más importante todavía, sabé ver también a los demás, mirá atenta por detrás de las máscaras y así también van a querer saber quién sos vos.

te quiero
--
Mariángeles Aguirre